viernes, 28 de agosto de 2009

"¿Qué soy, un poeta o un imbécil?"


"¿Qué soy, un poeta o un imbécil?" La frase es de Byron, en un llamado a su intelecto y en un cuestionamiento a su propio hacer.

No son pocas las veces en que nos llegamos a sentir diferentes o especiales porque llegamos a darnos cuenta de ciertas cosas, pero ese autocuestionamiento puede no servir de mucho, y no son pocas las veces en las que llegamos a la misma conclusión que Byron.

Desgraciadamente, no pululan quienes se preguntan sobre su vida, sus quehaceres, sus éxitos, sus tristezas; el hecho de reflexionar ya indica un adelanto, pero no es garantía de nada. Decía Sócrates que pensar en los problemas, pero sin nada hacer para remediarlos, era sin sentido (o como diría alguien de manera coloquial, sería como “buscarle chiches a las gallinas”). También decía que la vida sin reflexión no valía la pena vivirse.

Pero sin duda vale más la pena preguntarse y autorreflexionar, que vivir sin pensar. “¿Vale la pena mi vida, mi trabajo, lo que hago? ¿Hago lo necesario para obtener lo que quiero?” No es lo mismo que si solamente nos levantamos a hacer trabajos que nos disgustan, o actividades no deseables, soñando con trascender por y de la nada, que al menos estar conscientes de lo que es nuestra propia realidad.

Cada vez que me veo al espejo sé que no soy especial, que nunca ganaré la lotería, que no publicaré un libro, que no conquistaré el mundo, que soy, citando una vez más una frase de “Fight club”, la “mierda cantante y danzante del mundo”. ¿Pero saberlo me hace tan diferente? ¿De que sirve en realidad esa consciencia? Vaya, queda al menos soñar con algo diferente, luchar por otras cosas, conformarme con ver los amaneceres, leer un libro, ver la realidad alterna de los imaginarios de las películas, descubrir una etimología rara y sentir satisfacción por ello, como defendían Borges y Torri, o tener una idea propia muy, muy de vez en cuando.

¿Soy un poeta o un imbécil? Byron al menos era poeta...

No hay comentarios: